Las palabras o expresiones que en la escritura usamos con sentido irónico las resaltamos enmarcándolas entre comillas. De hecho, en la lengua hablada a veces hacemos con los dedos el gesto de las comillas. Este uso sigue un criterio personal, pues no hay norma que indique qué puede o no puede considerarse irónico.
- Sí, se ha comprado un coche “baratito”, un Ferrari de noventa y ocho mil euros. Vamos, lo que se dice “un utilitario”.
- Cocido, carne guisada, gambas a la plancha, bocadillo de panceta… Tú sigue con tu “dieta vegana”, ya verás qué bien…